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Crítica a la teoría polivagal

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Crítica a la teoría polivagal

Índice

Por Torsten Liem y Winfried Neuhuber

Los estudios anatómicos y funcionales comparativos se oponen al postulado filogenético de la teoría polivagal (PVT). Además, el término "polivagal" en el constructo neuroanatómico de la PVT y en el constructo funcional del sistema de compromiso social es engañoso, ya que el término implica que un complejo vagal ventral "nuevo" ejercería una función de coordinación junto a uno dorsal "antiguo". El nervio vago es sin duda un factor importante en el sistema de compromiso social (en el que debería incluirse el nervio hipogloso), pero no es el coordinador. Más bien, el gris periacueductal mesencefálico, junto con el sistema límbico y las redes neurales del tronco encefálico, coordina estados de comportamiento como la lucha y la huida y la congelación, con efectos motores, autonómicos y endocrinos asociados. En última instancia, muchas otras áreas cerebrales, si no todo el cerebro, actúan como un sistema de compromiso social. En consecuencia, estaría indicada una reformulación, o al menos un nuevo término clarificador.

1.1 La teoría polivagal

Desde su primera descripción por Stephen Porges en 1995 [1][2], la teoría polivagal (TVP) ha recibido mucha atención entre los terapeutas mente-cuerpo, incluida la osteopatía, en todo el mundo, especialmente en lo que respecta al tratamiento de pacientes traumatizados. La TVP es un intento de explicar la relación entre la actividad parasimpática y el comportamiento desde una perspectiva evolutiva [3]. Su objetivo es proporcionar una comprensión de las conexiones entre los procesos del cerebro y el cuerpo [1][2].

El término "polivagal" se refiere a 2 circuitos vagales. Uno es el sistema no mielinizado filogenéticamente más antiguo, representado por el núcleo motor dorsal n. vagi, que inerva principalmente los órganos subdiafragmáticos (especialmente el tubo digestivo), pero también el corazón, y está asociado a la inmovilización y la disociación. Evolutivamente más joven, según Porges, se cree que se ha desarrollado una 2ª vía vagal más joven, que sólo se ha observado en mamíferos, pero no en reptiles, y que tiene la capacidad de regular a la baja la inmovilización y el comportamiento de lucha y huida. Según Porges, las estructuras anatómicas de este componente del vago interactúan en el tronco encefálico con estructuras que inervan los músculos estriados de la cara y la cabeza para crear un sistema integrado de compromiso social [4]. Este sistema más joven está representado en particular por el núcleo ambiguo. En la TVP, se combina con los otros núcleos branquiomotores (específicamente visceroefferentes) de los nervios craneales Vº, VIIº, IXº y XIº como el núcleo ambiguo ventral. Par craneal como complejo vagal ventral [5]. Este sistema regula el corazón y los pulmones a través de fibras nerviosas mielinizadas para permitir estados de reposo y se cree que está asociado con la seguridad y el comportamiento social [6].

La PVT se centra en el cambio filogenético entre reptiles y mamíferos que dio lugar a cambios específicos en las vías vagales que regulan el corazón. En consecuencia, las vías vagales eferentes primarias que regulan el corazón pasaron del núcleo dorsal del vago en los reptiles al núcleo ambiguo en los mamíferos, estableciendo una conexión cara-corazón con propiedades de un sistema de compromiso social que permite que las interacciones sociales influyan en el estado visceral y en la disfunción visceral manifestada en la regulación neural del corazón [7].

1.2 Estudios anatómicos y funcionales comparativos relacionados con la TVP

Estos estudios van en contra de la base filogenética propuesta para la TVP. Es indiscutible que en los mamíferos los axones cardioinhibitorios mielinizados surgen del núcleo ambiguo. Sin embargo, ya en los peces cartilaginosos (elasmobranquios, por ejemplo los tiburones), que existen desde hace 400 millones de años, las neuronas cardioinhibitorias del vago están mielinizadas y conducen a velocidades de entre 7 y 35 m/s (lo que corresponde a las fibras B de los mamíferos). Además, sus cuerpos celulares se localizan en 2 sitios diferentes del tronco encefálico (núcleo vago dorsal y primordio del núcleo ambiguo) [8][9]. Así pues, los peces cartilaginosos ya son "polivagales".

Los peces pulmonados, precursores evolutivos de los animales que respiran aire, también tienen un nervio vago cardiaco mielinizado que se origina en los núcleos dorsal y ventrolateral del tronco encefálico [10]. Estos axones mielinizados de conducción rápida permiten ralentizar la frecuencia cardiaca latido a latido, lo que es imprescindible para las interacciones cardiorrespiratorias observadas en estos antiguos vertebrados, similares a la arritmia del seno respiratorio de los mamíferos [10][11].

Lo más probable es que las neuronas vagales cardiacas no mielinizadas del núcleo dorsal n. vagi no tengan una influencia significativa en la frecuencia cardiaca y, por lo tanto, no puedan considerarse responsables de la bradicardia observada en el estado de congelación. Parecen influir en la inotropía ventricular y podrían proteger a los cardiomiocitos de la isquemia [12].

1.3 Patrones de respuesta en PVT

La PVT asigna las reacciones a los riesgos percibidos a 3 categorías: sentirse seguro, estar en peligro o percibir una amenaza para la vida. Estas categorías se suceden en la filogénesis. Están relacionadas con los comportamientos adaptativos de comunicación social (expresiones faciales, hablar, escuchar), que se cree que están controlados por el nucleus ambiguus, y con la defensa en términos de movilización (lucha, huida) y respuesta de inmovilización (síncope vasovagal, disociación, inmovilización o estado de congelación), que están controlados por el nucleus dorsalis n. vagi [1][6][12][13][14].

Una vez más, la conexión propuesta de estos fenómenos conductuales con el antiguo nervio vago no mielinizado o con el nuevo nervio vago mielinizado es engañosa. El núcleo ambiguo de los mamíferos contiene, además de las neuronas cardioinhibitorias, principalmente las neuronas branquiomotoras (especialmente visceroefferentes) para los músculos laríngeos, faríngeos y estriados del esófago [15], pero no controla ni la expresión facial (los músculos mímicos están inervados por el nervio facial) ni la audición a través del nervio mediano. facialis), ni la audición a través de los músculos del oído medio (músculo tensor del tímpano, inervado por la rama motora del nervio trigémino, y músculo estapedio, inervado por el nervio facial), ni otros músculos de la cabeza y el cuello como sugiere el PVT. Además, a la inversa, el núcleo facial no influye en el núcleo ambiguo.

Todos estos núcleos motores, incluido el núcleo hipogloso, están coordinados por redes premotoras en la formación reticular parvocelular lateral e intermedia [16][17][18][19][20]. La formación reticular intermedia, situada entre las áreas magnocelular medial y parvocelular lateral, alberga también las redes neuronales de regulación cardiovascular (centro circulatorio) y los generadores centrales del ritmo respiratorio (complejo pre-Bötzinger, centro respiratorio) y de la deglución y el vómito. El núcleo dorsal n. vagi y el núcleo ambiguo están anatómica y funcionalmente integrados en estas redes, pero no como coordinadores sino como elementos de salida. Los aferentes vagales están conectados a través del núcleo solitarius (nucleus tractus solitarii) no sólo con los núcleos vagales motores (nucleus dorsalis n. vagi y nucleus ambiguus), sino también con las redes premotoras del formatio reticularis y los centros circulatorio y respiratorio [20]. Sin embargo, para la coordinación de todo el sistema motor de la cabeza y el cuello son igualmente importantes las aferencias espinales trigeminales y cervicales superiores, que también se alimentan de las redes reticulares premotoras.

1.4 Papel del gris periacueductal mesencefálico (GPA)

Ya se ha descrito un núcleo periventricular bilateral en el mesencéfalo ventral, con una localización similar al PAG de los mamíferos, en la lamprea, que pertenece al grupo de vertebrados más antiguos que viven en la actualidad [21]. El gris periacueductal (PAG) mesencefálico coordina estados de comportamiento como la lucha y la huida, la inmovilización o el estado de congelación y la evaluación del riesgo, con efectos motores, autonómicos y endocrinos asociados [22][23][24][25]. El PAG está conectado con el hipotálamo y el sistema límbico (especialmente la amígdala y el córtex prefrontal) [23][24], así como con varios núcleos premotores y autónomos del tronco cerebral que coordinan la respiración y el sistema motor emocional [25]. El GAP recibe aferentes de casi todos los sistemas sensoriales, incluido el sistema nociceptivo, y modula su procesamiento [24].

No cabe duda de que el nervio vago influye notablemente en las emociones y en diversos estados del comportamiento debido a su gran componente aferente. Los aferentes vagales, que representan alrededor de 80% de sus axones, se transmiten a través del núcleo del tracto solitario al GAP, el hipotálamo, la amígdala, así como al córtex insular, cingulado y prefrontal, donde se integran en los procesos emocionales y cognitivos [26][27][28][29]. Estudios recientes sugieren que los aferentes vagales subdiafragmáticos influyen en el miedo innato, el miedo aprendido y otros comportamientos [30][31]. Además, los aferentes vagales modulan los procesos nociceptivos espinales en varios modelos experimentales [32][33].

Es cierto que Porges [34] menciona la representación de las relaciones neuroanatómicas ya conocidas desde hace tiempo del sistema límbico y del GAP con las conexiones bidireccionales con el complejo vago. Sin embargo, dado que no es el complejo vago ventral, sino el GAP en asociación con las redes límbicas y otras redes del tronco encefálico, el responsable como coordinador de estos estados conductuales y, además, numerosas áreas cerebrales, si no todo el cerebro, funcionan como un sistema de compromiso social, el término "polivagal" para caracterizarlo parece ser un equívoco engañoso.

1.5 Conclusión

Como ya demostraron Grossman y Taylor [11], las referencias filogenéticas son cuestionables como base para la TVP. Los hechos de la anatomía de los nervios craneales también se presentan a veces incorrectamente en la TVP. En lugar de extender el concepto de complejo vagal ventral a todos los núcleos branquiomotores, tendría más sentido dejarles su independencia y hacer hincapié en su coordinación por una red de neuronas del tronco encefálico.

El concepto de sistema de compromiso social es plausible y parece pertinente para la práctica. Sin embargo, es engañoso y debería evitarse vincularlo con el "vago antiguo no mielinizado o nuevo mielinizado" y el término "polivagal". Además, el nervio hipogloso, que no es un nervio branquiomotor pero inerva los músculos de la lengua socialmente importantes, también debería incluirse en el concepto de sistema de compromiso social.

El núcleo mesencefálico del trigémino y otros núcleos sensoriales del trigémino también desempeñan un papel importante en la coordinación de la función motora orofacial. El nervio vago es sin duda un factor importante en el sistema de compromiso social, tanto eferente como aferente. Sin embargo, dado que el "nuevo" nervio vago en forma de núcleo ambiguo no ejerce una función coordinadora sobre los demás núcleos branquiomotores (V, VII, IX, XI), a pesar de que las aferentes vagales se introducen en estas redes de coordinación a través del núcleo tractus solitarii, la PVT da la vuelta a las conexiones causales. Por consiguiente, el término "polivagal" es engañoso. La construcción funcional del sistema de compromiso social no debería asociarse con el término "polivagal". Tal vez estaría indicada una nueva denominación clarificadora.

Publicación: Liem T, Neuhuber W. Crítica de la teoría polivagal. DO - Revista Alemana de Osteopatía. 2021; 19: 34-37.

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